Como todos los años, hago mi análisis de cómo veo la televisión tras los seis primeros meses del año, y tengo sentimientos encontrados.
Sí, sentimientos encontrados porque la televisión nacional, en algunos casos sigue en pausa. En otros, es terriblemente mala y manipuladora, por decir lo menos, y eso me aterra. En otros, se han visto avances en ciertos productos que nos dan esperanza o, quizá, no avances y sí propuestas que nos hacen pensar que no todo está perdido y que no todos los cerebros de los creativos o productores se han secado.