El triunfo 1-0 frente a la selección de Costa Rica ayer, en el cierre de la Copa Centroamericana, es una curita para sellar una herida que puede solo curarse en las eliminatorias mundialistas, que se reactivan en el mes de marzo.
Ayer, en un partido a media máquina, la selección de Panamá quiso más que la tica y no quedarse fuera de los dos primeros puestos, lo mínimo que podían alcanzar, luego de que al mediodía era sabido que Honduras levantaría la Copa, su cuarta y segunda ganada en suelo istmeño.





