Cada pausa durante el entrenamiento era un reconfortante alivio. Bocanadas de aires y profundas inhalaciones iban y venían por parte de los jugadores, quienes al mismo tiempo buscaban desesperadas estrategias para combatir un sol inclemente. No bastaba el agua ni las bebidas isotónicas o hidratantes para recuperar todas las energías. Y lo peor de todo, apenas había alguna sombra para refugiarse.
Mucho sol y poco jamón
-
Eduardo gonzález
- @Edgonzalez29





