Un empate 0-0 entre Francia y Suiza garantizó que la anfitriona de la Eurocopa asegurase la primera plaza de su grupo y su rival le escoltara rumbo a los octavos de final.
Pero quizás lo que más se recordará del partido en Lille será el balón que se pinchó durante el segundo tiempo y los cuatro jugadores suizos que debieron cambiar de camisetas porque las originales se desgarraron.
Los bleus no pudieron revertir la tónica de sus primeras dos partidos ante Rumania y Albania: dominio incontestable, pero incapaces de traducirlo en goles.





