Luego de cinco días de alerta máxima, las autoridades de Bruselas trataban de atraer a los turistas, posiblemente asustados por las fotos de las calles desiertas patrulladas por soldados con ametralladoras. Su arma secreta: los gatos.
Bruselas cerró el metro y las escuelas y el gobierno pidió a la gente que no acudiera a los lugares públicos por miedo a un ataque extremista como los de París. Luego de reducir el nivel de alerta el jueves, las autoridades de turismo esperan que la gente regrese a la capital, en particular tras la apertura oficial el viernes del mercado de Navidad.





