La Epilepsia Benigna rolándica siempre comienza en la infancia. Se llama "benigna", porque casi todos los niños en los que se presenta lo superan durante la pubertad; y 'rolandica' porque está en la parte del cerebro llamada área rolándica.

Por lo general comienza entre las edades de 3 y 12 años y con frecuencia se detiene alrededor de la pubertad (14-18 años).

Los niños que tienen este tipo de epilepsia, por lo general, tienen alguna dificultad de aprendizaje, aunque algunos tienen dificultades específicas con la lectura y el lenguaje.

Grave: el Coeficiente Intelectual está dentro del intervalo de 34 a 20, presentan dificultades, para comprender el lenguaje escrito y hablado. Los padres y maestros deben proporcionar un grado de apoyo en la resolución de conflictos durante la vida cotidiana. En los aspectos conductuales presentan crisis de cóleras y por su falta de razonamiento, pueden llegar ha autolesionarse.

Leve: poseen un coeficiente intelectual de 69 a 50. En la edad escolar se observan dificultades en el aprendizaje de aptitudes académicas relativas a la lecto-escritura y matemática.

Las versiones anteriores de este manual y la actualizada, detallan muy claramente que para poder diagnosticar a un niño(a), adolescente o adulto con discapacidad intelectual, debe cumplir con tres criterios indispensables como son:

1. Dificultades en la capacidad de razonamiento, resolución de problemas, juicio, entre otras funciones intelectuales, argumentadas por una evaluación clínica y test de inteligencia.

Mi recomendación es que lo lleve con un psicólogo. Los comportamientos que presenta el niño pueden deberse a varias causas, por ello debe evaluarse el caso con la atención requerida. La conducta de su hijo puede deberse a problématicas educativas, a acoso escolar (Bullying), a falta de establecimiento de límites, entre otras.

“Tengo un niño de 6 años y está muy rebelde, en la escuela pelea con los compañeros y no está quieto ni cinco minutos. No está avanzando en lo académico.En la escuela, lo refirieron con un especialista por que si no, le cerrarán el cupo para el otro año”.

“Mi hijo adolescente se quiere salir del colegio, no sé qué hacer. Ayúdeme”.

Este es un problema que tristemente se presenta principalmente en la adolescencia. Mi recomendación es no entrar en discusiones con el adolescente. Procure conversar tranquilamente con su hijo y pídale asistir a una cita con el psicólogo.

Los adolescentes deben ser vistos como futuros adultos y estas manifestaciones de dejar el colegio deben ser vistas como una forma de encontrar independencia y autonomía.

Tenga en mente que el poder de la palabra es muy fuerte. ¿Quién no recuerda aquella vez que un familiar, amigo o conocido le dijo algo bueno? Se siente genial.

Hágalo usted y también diga a sus familiares las cosas buenas que hacen.

Cuando padres y maestras se quejan que los niños dicen malas palabras e indagamos en consulta, en la mayoría de los casos se observa que en casa la comunicación está de llena de palabras subidas de tono. Procure eliminar las malas palabras al comunicarse en familia. Hacerlo les ayudará mucho.

Generalmente, cuando un chico presenta problemas de conducta en la escuela o en la casa tiende a considerarse que la responsabilidad radica en el propio chico; sin embargo, en muchísimos casos la raíz del problema se encuentra en una inadecuada dinámica familiar.

En gran cantidad de familias, los gritos, las malas palabras y la falta de respeto reinan en vez de la buena comunicación y el diálogo. Los siguientes son algunos consejos para mantener comunicaciones positivas y sanas en el ambiente familiar.

Hable, no grite