Hace varias semanas, los pacientes de la Caja de Seguro Social (CSS) que padecen enfermedades crónicas o degenerativas salieron a protestar por la falta de los medicamentos que la institución está obligada a suministrarles para paliar sus males incurables.
En aquella ocasión, el designado director de la CSS, en un acto de populismo puro, bajó de su refrigerado despacho y atendió a los pacientes, a los que prometió que se ocuparía de sus aspiraciones.





