Un estudio realizado por la Universidad East London, Inglaterra comprobó que mantenerse hidratado mejora el funcionamiento del cerebro ya que permite que la sangre lo oxigene mejor y eso facilita el trabajo de las neuronas.
Los beneficios inician con el primer vaso de líquido, y así sucesivamente hasta llegar a los requirimientos diarios.
Lo primero que usted notará es que se concentra mejor, procesa información con mayor rapidez y todo porque el cerebro hidratado funciona hasta 14% con más velocidad.





