En su día número 27 viviendo en un diminuto cuarto en una iglesia de Tucson conocida por ser pionera del movimiento para dar refugio a inmigrantes en la década de 1980, Rosa Robles Loreto barrió un patio, rezó con un grupo de parroquianos y recibió a su hijo, que volvía uniformado de su entrenamiento de béisbol.
Robles Loreto es una inmigrante de 41 años que no tiene permiso de residencia en EE.UU., y se enfrenta a una deportación después de que la policía la detuvo por una infracción de tráfico hace cuatro años.





