Tras remitir las aguas en las peores inundaciones en un siglo, un nuevo peligro aparece en Bosnia-Herzegovina con la posible afloración de miles de minas desplazadas por los deslizamientos de tierra.
Según unas primeras evaluaciones oficiales, unos 900 kilómetros cuadrados de superficie azotada por la catástrofe natural están bajo amenaza directa o indirecta de las minas, colocadas en el país durante la guerra (1992-1995).
Las aguas se llevaron también los letreros que marcaban los campos minados.





