Siempre se dice que las despedidas son tristes, lo que resulta cierto y ahora puedo agregar que hasta son dramáticas.
El pasado martes, los panameños vivimos una película de terror, vimos cómo nuestra selección mayor de fútbol perdía en dos minutos el boleto que nos llevaba al repechaje con Nueva Zelanda, en las aspiraciones al Mundial de Brasil 2014.
Los llantos de fanáticos no se hicieron esperar, porque se tuvo la oportunidad de hacer historia, pero en un instante se acabó con el sueño de un país.