Un hermoso día en un parque, un joven papá empujaba el cochecito en el que lloraba su hijito.
Mientras el papá paseaba a su niño por los senderos del parque, iba murmurando bajito y suave:
- Tranquilo, Ronaldo.
- Mantén la calma, Ronaldo.
- Está bien, Ronaldo.
- Relájate, Ronaldo.
- Todo irá bien ehhh, Ronaldo.
- Ronaldo, ya verás.
Una mujer que pasaba por allí, se dirigió al joven papá y le dijo:
- Usted realmente sabe cómo hablarle a un niño perturbado... con calma y con suavidad.





