Nuestros músculos necesitan energía para ejercer sus funciones. El «combustible» que genera dicha energía es una proteína llamada creatina fosfato. La creatina fosfato es sintetizada en el hígado y posteriormente almacenada en los músculos.
Nuestra musculatura está permanentemente en actividad, incluso cuando estamos en reposo. Esto significa que pasamos todo el tiempo consumiendo creatina fosfato. Esa creatina fosfato se transforma en creatinina, utilizada por el músculo.