A pesar de varios resultados desalentadores antes del empate contra Honduras, la marea roja se trasladó el pasado martes a Tegucigalpa, Honduras, a apoyar a sus guerreros escarlatas.
Una parte del estadio Tiburcio Carias Andino se pintó de rojo. A pesar de ser una cantidad reducida de fanáticos, en comparación con la mancha blanquiazul que apoyaba a Honduras, estos amantes y seguidores de la selección nunca pararon de cantar y de animar a los suyos.





