Érase una vez en que los animales se sentían llenos de envidia y de enfado. La razón era que los hombres tenían domingos y ellos no. Esa discriminación no podía continuar. Había que cambiar la situación. Se reunieron en un claro del bosque para deliberar cómo podrían tener domingos.
El león dijo: "Es muy sencillo. Todo consiste en tener una buena comida. Yo pido para mí un buen antílope cada domingo".