Erick Arcia, dueño de uno de los puestos, pensó que en algún momento, con la llegada de tantos celulares, el negocio se iría al suelo, pero todo lo contario, las personas siguen haciendo sus llamadas como antes.
Los que más se acercan a los puestos de llamadas son los adultos mayores, estos llegan con su papelito en mano y le piden al llamador que les marque el número, muchos aduciendo que ya ni ven.