Dos o tres bancas más allá, una persona muestra cara de molestia mientras le caen encima unas pocas hojas de los árboles que dan sombra, y es que este hombre de unos 40 años se culpa a sí mismo por haber dejado un documento importante que le serviría ese día para algunos trámites.
Allí se quedó dándole vueltas a un cartapacio de color crema, esperando que de algún lado el recibo cayera y su día, después de tanto madrugar, terminara bien.