El campamento del Movimiento Misionero Mundial, ubicado en Chilibre, se quedó pequeño para las más de mil personas que despidieron a los tres jóvenes evangélicos que murieron en un accidente de tránsito ocurrido en María Chiquita, Colón, el pasado sábado.
Eran las 12:00 mediodía cuando empezó el culto religioso de despedida, dirigido por el reverendo José Soto. A pesar de estar en cama, Rebeca Asprilla, una de las sobrevivientes, acudió para darles el último adiós a sus hermanos en Cristo, al igual que Roberto Spencer, quien permanece en silla de ruedas.