Pero para los panameños como Juvencio Carrasquilla, un carpintero que por más de 30 años reparó barcos en la playita del desaparecido Muelle Fiscal, a El Terraplén le hace falta ese sabor a pueblo que lo hizo famoso y ni hablar de los quioscos de madera en los que se podía comprar lo inimaginable.
Añoran el Terraplén de ayer
-
Jesús simmons