Acariciar, besar, decir palabras y gestos cálidos ayudan a que el niño se sienta cómodo, seguro y amado en el ambiente donde se encuentra.
No se reprima ante las ganas de querer dar un beso, un abrazo o un mimo a su hijo. Ese vínculo que se genera con el niño en ese preciso instante, desarrolla su seguridad, confianza en sí mismo y el sentirse amado y protegido. Las sonrisas, miradas, palabras y lenguaje corporal que le ofrezca enriquecerán mucho la formación de la personalidad del pequeño.





