Cuando me uní con mi pareja, jamás pensé que me tocaría pagar todo a mí. Desde hace nueve años estoy con él, de los cuales llevamos cinco conviviendo bajo el mismo techo.
Vivimos en una casa que nos dejó mi madre y gracias a Dios no pagamos alquiler, solo la luz, teléfono, internet y gastos de la casa.
Él tiene una deuda de una casa que compró junto con su hermana, y cada mes le envía dinero para pagar su mitad, pero su hermana es la que vive allí.





