En un día caluroso de verano en Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Nadaba feliz sin darse cuenta de que un cocodrilo se le acercaba.
Su mamá, desde la casa, miraba por la ventana, y vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía.
Oyéndole, el niño se alarmó y viró nadando hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde. Desde el muelle, la mamá agarró al niño por sus brazos, justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba determinada, con toda la fuerza de su corazón.





