El pasado lunes se formó tremendo debate en mi carro, con dos amigas que son licenciadas en Relaciones Públicas. El debate se inició cuando escuchábamos por radio el noticiero de Telemetro Reporta, específicamente cuando el periodista Hugo Famanía decía que perdonaba al presidente Ricardo Martinelli por el incidente que habían tenido y del que no vale la pena hacer leña del árbol caído.
Los periodistas ya cansan, todo porque el presidente le dijo a un periodista que había tenido problemas con drogas, fueron las palabras textuales de mi amiga.
A lo que yo le respondí que eso había sido un hecho muy importante, ya que el presidente no debe hablar así de ningún panameño y menos de un periodista en plena conferencia de prensa. Pero mis compañeras se encolerizaron cuando les dije que meterse con un periodista es algo muy delicado, porque aunque no lo parezcan, son figuras importantes para mantener un equilibrio en la sociedad.
Al paso me expresaron que los periodistas son unos metidos y ocupan las plazas de trabajo de los relacionistas públicos, a pesar de que hay una ley que los protege. La conversación subió de tono cuando una de ellas expresó que ganaba más que un periodista y que le valía que hicieran de relacionistas públicos. Mientras que la otra dijo que por eso era que las relaciones públicas andaban como andaban, porque iban más allá de tener todos los contactos en los medios de comunicación.
De este caluroso debate lo que pude concluir y analizar es que los periodistas somos seres incomprendidos por algunos miembros de esta sociedad. Es lamentable que no entiendan que cumplimos un papel que se basa en publicar solo la verdad, aunque, a veces, a muchos no les guste lo que hacemos.