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Un pollo de tres kilos
RedacciónHe aquí que un hombre entró en una pollería.Vio un pollo colgado y, dirigiéndose al pollero, le dijo: - Tengo esta noche en casa una cena para unos amigos y necesito un pollo.¿Cuánto pesa este?El pollero repuso: - Dos kilos, señor.El cliente movió ligeramente la cabeza en un gesto dubitativo y dijo: - Este no me vale entonces.Sin duda, necesito uno más grande.Era el único pollo que quedaba en la tienda.El resto de los pollos se habían vendido.El pollero, empero, no estaba dispuesto a dejar pasar la ocasión.Cogió el pollo y se retiró a la trastienda, mientras iba explicando al cliente: - No se preocupe señor, enseguida le traeré un pollo mayor.Permaneció unos segundos en la rebotica.Acto seguido apareció con el mismo pollo entre las manos y dijo: - Este es mayor, señor.Espero que sea de su agrado.- ¿Cuánto pesa este? preguntó el cliente.- Tres kilos contestó el pollero sin dudarlo un instante.Y entonces el cliente dijo: - Bueno, me quedo con los dos.*En un conflicto tal se halla todo aspirante espiritual cuando verdaderamente no se compromete con la búsqueda.
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