En estos meses, están los graduandos de los colegios públicos y privados moviéndose en un laberinto de opciones para estudiar una carrera universitaria.
Para nadie es un secreto que la orientación en los colegios dista mucho de ser la adecuada, y de esto no escapan las escuelas particulares.
Los adolescentes pasan seis años en la premedia y media, y a nadie se le ocurre que hay que encaminarlos hacia una formación superior desde temprana edad, según sus capacidades y preferencias.
¿El resultado? Jóvenes que presentan los exámenes de admisión en cuanta universidad haya, a fin de tener varias opciones para elegir, pero sin saber qué quieren ser y hacer el resto de sus vidas.
Tengo una sobrina muy querida y muy inteligente, con capacidades y cualidades para estudiar carreras científicas, pero también humanísticas, específicamente, en las ramas de la comunicación social.
Quienes la conocen le aseguran que a ella le iría muy bien en medicina o en una ingeniería, pero a ella le llaman más la atención las letras.
Hoy, está en una encrucijada: ¿complace a unos o a otros?
Y yo le digo a ella y a todos los jóvenes en esta situación, que se complazcan a sí mismos. Son ustedes quienes vivirán sus vidas, nadie la vivirá por ustedes. Sí, a lo mejor tienen capacidad para ser los mejores científicos que ganarán mucho dinero, pero si no les gusta su profesión, serán unos resentidos sociales, vacíos por dentro y sin vocación. Harán todo para quedar bien con todos, menos con ustedes. Estudien lo que deseen y disfrútenlo. Alcancen sus sueños y vivan a plenitud.