A pesar de que las mujeres representan casi la mitad del total de la población, no logran igualdad de género ni respeto a sus derechos humanos y si en la capital esto no deja de ser una realidad, lo que viven las mujeres indígenas es aún más preocupante.
El empoderamiento económico, la violencia, la salud materna, el acceso a los servicios de salud y la participación en los espacios políticos del país son algunas de las barreras que cada mujer indígena debe enfrentar para poder no ser excluida de la sociedad, según mencionó Sonia Henríquez, coordinadora nacional de Mujeres Indígenas en Panamá.
A su juicio se necesita no solo ver documentos escritos en papeles, sino voltear la mirada a las comunidades.
El 90% de las personas que viven en las comarcas lo hacen bajo una condición de pobreza. El 12.3% de la población general es de grupos aborígenes, es decir, que de acuerdo con el Censo de Población 2010, en el país hay 417 mil 559 indígenas, de esos, 205 mil 108 son féminas, con un porcentaje de 103.6 hombres por cada 100 mujeres.
Feliciano Jiménez, viceministro de Asuntos Indígenas del Ministerio de Gobierno, indicó que el Estado cuenta con un diagnóstico de la situación de las mujeres indígenas de Panamá, que servirá para tomar como referencia y proyectar los diferentes programas que se requieran.
Es consciente de que el progreso ha sido muy lento, y que debe ser una responsabilidad de toda la sociedad unir los esfuerzos para que los grupos originarios de las mujeres tengan una buena educación, salud y calidad de vida como todo ser humano.
Para Omayra Casamá, dirigente del pueblo Emberá, lo primordial es la garantía a la que tienen acceso las mujeres originarias de las comarcas con el poder contar con una buena atención de la salud pública, alegó que solo en un 15% se les hace fácil tener una prestación médica como debiera ser.
Da un respaldo a la medicina tradicional para aliviar un poco la problemática.
- El diagnóstico da recomendaciones y acciones a seguir para cambiar la realidad actual.