Tiempo de esperanza
Al iniciarse el mes de diciembre, comienza la tradición de la corona de Adviento, que es un símbolo que anuncia a los cristianos el Nacimiento del Niño Jesús. La corona de Adviento consta de cuatro estaciones identificadas con velas de colores rojo, blanco, morado y rosado.
Los símbolos del Adviento no son los más importante, pero ayudan desde fuera a mantener las actitudes del corazón y a compartirlas en la familia y la comunidad. Son iniciativas nacidas de la creatividad cultural y la religiosidad popular en distintos países.
La corona de Adviento, el símbolo más propagado en Panamá, con sus cuatro velas encendidas semanalmente: ramas verdes, color de esperanza; la luz, signo del mismo Cristo; número de velas encendidas cada domingo: señal de camino y encuentro con el Señor que cada vez está más cerca; colores de las velas con diverso significado penitencia, gozo, salvación, Jesús.
El listón rojo se dice que representa el amor de Dios, en tanto que las manzanas se adjudican al pasaje bíblico de Adán y Eva y el pecado.
La primera vela de la corona, que debe ser de color morado, se enciende el primer domingo de diciembre. La última vela encendida debe ser la de color rosa y es el domingo previo a la Navidad.
El Adviento invita a mirar al futuro con esperanza. En lo personal, en la familia, en nuestra vida, en la sociedad, también en la comunidad cristiana.
La esperanza es algo profundamente humano, dijo el religioso agustino, y explicó que todo el mundo espera algo: crecer, graduarse, enamorarse, formar una familia, mejorar económicamente, sanar de la enfermedad, ser bueno y feliz.
Precisamente, desde el primer domingo de Adviento, el Señor nos invita a la esperanza: Caminar hacia adelante, despertar y renovar ilusiones y proyectos, intentar progresar y mejorar, tener la oportunidad de empezar de nuevo, puntualizó monseñor José Domingo Ulloa.
Este próximo domingo se enciende la segunda vela; las velas se encienden durante cuatro domingos antes de la Navidad. Algunas coronas de Adviento incluyen una quinta vela, llamada "vela de Cristo", que se enciende en la Navidad.