El joven cantor realizó gran parte de sus estudios primarios y de premedia en Monagrillo. Junto a su madre, su hermana y padrastro a quien ama y respeta como a un padre, se muda a Chitré y es allí donde hace sus pinitos en el canto de ópera, principalmente en la iglesia católica, a la que sirve como voluntario.
Cuenta que desde niño sentía gran atracción por la música clásica, gusto que posiblemente heredó de su abuelo materno, gran admirador del género. Sin embargo, sentía que era la nota discordante entre sus amigos y jóvenes a su alrededor, más encaminados en la onda del reguetón y la música típica.
Cuando llegaba a casa, trataba de imitar a los artistas, pero las notas no salían. Aun así, no desfalleció y cada día practicaba y practicaba. No fue hasta un tiempo después cuando un profesor le dijo que probara colocando la lengua en una posición diferente. Ese día todo cambió.