Luzmila Álvarez, una antonera devota del Cristo de Esquipulas, tiene ayudantes que también son otras fieles creyentes del santo.
Estas mujeres ayudan a doña Milín a vestir el santo en la iglesia todos los 6 de enero, y a pesar de la dificultad debido a la cantidad de personas que acuden para estar más cerca de la imagen, se logra vestirlo y colocarle la cabellera sin contratiempos porque el sacerdote controla a los devotos.