- Para muchos de esos estudiantes, el viaje significaba su primera salida fuera del país.
- Los miembros de Baherlo y sus acompañantes estuvieron ocho días en Pasadena.
Una experiencia que sobrepasa todos los límites de emoción y expectación vivió un grupo de 257 estudiantes de la banda Herberto López (Baherlo), del colegio José Daniel Crespo de Chitré, que representó a Latinoamérica y sobre todo a Panamá, en el Desfile de las Rosas, en Pasadena, California.
Julio César Cortés Rodríguez, durante sus seis años de secundaria ha sido miembro de la banda, y quien toca el clarinete, reveló que uno de los momentos más emocionantes fue cuando tocaron la pieza Tradiciones de Carnaval, y un grupo de alrededor de 25 panameños empezó a gritar y saltar diciendo: ¡Viva Panamá, viva Panamá!. No lo esperábamos, hasta lloramos de la alegría, dijo.
De los lugares que visitaron, el que más les gustó a todos, fue Disney World, comentó Cortés Rodríguez.
Precisamente, en ese hermoso sitio pasaron casi todo el 31 de diciembre hasta las once de la noche.
Ana Elena Maranto Ortega, quien ha sido parte de la Baherlo durante cinco años y que toca clarinete, se destacó además como la bailarina folclórica que, junto a su parejo, acompañaba a la banda en cada presentación.
Su hermano, Jorge Rafael, con apenas 11 años, es miembro de la banda desde hace tres años, lo que lo convierte en el más joven de la banda, pero junto con el capitán de las cajas, es el que tiene más experiencia en ese instrumento.
Según cuentan, había mucha emoción entre los estudiantes, y sobre todo nerviosismo. Pero al final, todo se calmó cuando entramos a desfilar y vimos cómo la gente nos gritaba en señal de apoyo, dijo Jorge.
En la participación de Baherlo en Pasadena, hubo de todo. Un torito guapo que correteó a los músicos, y aunque era parte de una coreografía, resultó muy divertido; un concierto junto a Margarita Henríquez, que arrancó lágrimas a cientos de panameños al interpretar la canción Patria.
Esto último significó mucho para los miembros de la banda. Algunos lloraron de emoción, ya que el joven estudiante de Arquitectura que los dirige significa para ellos un modelo a seguir, además de un líder y amigo incondicional.
Los estudiantes y sus padres coinciden en que su participación en Pasadena fue una experiencia enriquecedora e inolvidable para todos.