¿Qué faltas en prisión impidieron que Erik Menéndez obtuviera la libertad condicional?
La negativa sorprende, ya que se esperaba que Erik pudiera salir bajo palabra tras purgar más del 60% de su condena.
La Junta de Audiencias de Libertad Condicional de California, liderada por Robert Barton, le negó esta semana la libertad condicional a Erik Menéndez, 36 años después de que él y su hermano Lyle asesinaran a sus padres José y Kitty Menéndez en Beverly Hills, el 20 de agosto de 1989.
La negativa sorprende, ya que se esperaba que Erik pudiera salir bajo palabra tras purgar más del 60% de su condena, sobre todo después de que la serie de Netflix, “Monstruos: la vida de Lyle y Erik Menéndez”, mostrara el abuso que ambos hermanos sufrían y cómo esto los llevó a los crímenes.
Los abogados de Erik habían destacado su aparente buena conducta en prisión, sus logros educativos y su participación en programas de rehabilitación para otros internos con problemas de salud mental.
Sin embargo, la Junta consideró que su historial penitenciario no es tan impecable como se pensaba. Entre los incidentes mencionados se incluyen violaciones a normas internas, posesión indebida de objetos, visitas inapropiadas con su esposa y deudas por drogas con otros reclusos. Incluso se refirió a un incidente grave de 2013, cuando colaboró en un fraude fiscal desde prisión con una pandilla, aunque Erik explicó que fue “una oportunidad de supervivencia” en un entorno extremadamente violento.
Durante la audiencia, realizada vía videollamada desde el Centro Correccional Richard J. Donovan en San Diego, Erik reiteró los abusos que sufrió por parte de su padre y el hecho devastador de que su madre supiera de ellos, aunque negó haber actuado en defensa propia la noche de los asesinatos. Sus abogados también presentaron sus logros, como un certificado en Lenguaje de Señas Americano y liderazgo en iniciativas de rehabilitación de otros presos.
A pesar del apoyo de gran parte de su familia, la Junta concluyó que Erik “no ha sido un prisionero ejemplar como la gente cree”, rompiendo la narrativa que la defensa había mantenido durante años. La decisión obliga a que espere tres años para volver a solicitar la libertad condicional, aunque sus abogados podrían intentar una revisión del resultado.