RPC y su reality de "la sele"
Hermoso, punto. Así estuvo el especial de RPC "Camino a Rusia" que se transmitió la semana pasada y que repitieron ayer domingo después de la lotería por pantalla Telemetro.
Si usted no lo vio se lo cuento rápido para ponerle en contexto. "Camino a Rusia" es un proyecto de cinco emisiones en formato realidad donde las cámaras de RPC viajan junto a nuestra selección mayor de fútbol, conviven con ellos y graban los momentos que normalmente no vemos ni de los jugadores, ni de los técnicos ni de la fanaticada.
Usted dirá, pero eso ya lo hemos visto otras veces. Pues podremos haber visto algo similar, sí, pero igual a lo que nos ofrecieron, ¡no! porque a diferencia de otros este tiene muy buena manufactura, muy buena calidad y se nota que hay inversión, además, aquí los protagonistas sí son los integrantes de la selección como un todo y no los presentadores de fútbol de esa pantalla.
Yo, que soy tan cabrón y que muy pocas cosas me conmueven, me emocioné mucho al ver este especial "Camino a Rusia" porque me reflejó a este grupo de panameños como lo que son antes que jugadores, seres humanos con sueños, con defectos, con virtudes, pero con un solo anhelo, representar de la mejor manera a su país, llevar su bandera con dignidad.
La producción detrás de esta propuesta supo captar muy bien las emociones de los jugadores, los momentos cumbres de cada encuentro ya sea en Panamá o Jamaica y al verlo uno sentía que era parte de ese viaje. Uno sentía que viajaba con ellos y eso es una de las características principales de un show de realidad: hacer que la gente se sienta parte de él, que la gente lo viva, que la gente al sintonizarlo sienta empatía o antipatía con quienes en él participan.
Pero además de todo eso, este show cumplió porque vimos aspectos de la vida de los jugadores y de los técnicos que pocas veces salen a la luz pública como ese momento mágico en que el técnico, en su papel de técnico, les habla como padre o como entre jugadores de daban ánimos en camerinos y/u hoteles antes o después de un partido, más allá de los resultados.
Y es ahí donde quiero hacer más énfasis con esta producción porque también nos presentaron a un David Samudio y a un José Miguel Remón, en otra faceta, haciendo críticas y comentarios con sapiencia, sin pasiones ni fanatismo. Las intervenciones de los señores Remón y Samudio fueron profesionales, fueron inteligentes, analíticas, muy buenas en su forma y fondo, sin hacerlos protagonitas del show, y eso fue un complemento perfecto para que quienes no somos expertos en nada como yo, comprendiéramos un poco más lo que ellos con su expertise ven en la cancha que nosotros como audiencia no vemos, aunque estemos viendo el mismo partido que ellos.
Otro de los momentos claves en este show de realidad "Camino a Rusia" son las diferentes intervenciones de los jugadores de la selección y sus testimonios. ¿Por qué? Porque no recurrieron a las figuras más populares o los más exitosos y sí a la nueva generación, a esas figuras que también son claves para nuestro equipo y nos los presentaron primero como seres humanos y después como jugadores parte de la selección.
¡Le dieron la primera exposición a las nuevas "caras" de nuestra selección! ¿Dígame si eso no es arriesgadísimo para un primer show? Cuando todos los demás especiales le dan la prioridad de entrevistas a los "más famosos" de cada selección, "Camino a Rusia" le dio protagonismo en su primera entrega a los "no tan famosos" sin dejar de tener tomas y apariciones de los de mayor trayectoria. Esto fue inteligente porque ni quemaron a los viejos, ni despreciaron a los nuevos y esto también es importante considerarlo en un show de realidad: mezclar emociones, mezclar fanaticadas, revelarnos algo.
La producción de este formato logró captar a una audiencia porque desde el segundo uno, se notó que había un hilo conductor que iba amarrando interés, empatía, emociones hasta que al final comprendiéramos que sí, todos queremos que la selección goleé, que todos queremos que siempre ganen, es verdad, pero ellos son seres humanos que tienen igual o más sueños que nosotros. Que son personas de carne y hueso que sienten, que lloran, que les duele perder, que se joden entre ellos, que se ríen, que discuten, que cantan, que bailan, que son regañados, pero también aplaudidos, pero sobre todo eso que aman a su país.
Una producción con calidad de grabación muy buena, con uniformidad en su formato tanto para exteriores como para las entrevistas en estudio. Con encuadres y tiros de cámara correctos, pero con otros tan improvisados y nada planificados que lo hacía mucho más real. Con una buena musicalización y correcta edición. Un show que bien nos montó en el autobús de la selección nos llevó a comer con ellos, orar con ellos, reírnos con ellos, molestarnos con ellos, sufrir con ellos y celebrar con ellos. Fue real de verdad. ¡Bravo!
"Hacer que la gente se sienta parte de él, que la gente lo viva".