El entusiasmo y jolgorio propio de los días próximos a la Nochebuena y todo el encanto posterior a esta fue reemplazado en 1989 por el llanto, la confusión, la frustración, la rabia y la impotencia.
"Parece que fue ayer", "todavía recuerdo lo que estaba haciendo cuando comenzó todo", comentaban algunos de los de la concurrencia cuando los hipotéticos y algunos reales vecinos de El Chorrillo en la antesala esperaban en el Gecu el inicio de "Clamor de madrugada".