Un rechazo absoluto de la sociedad civil y las personas con discapacidad PCD, trajo consigo la instalación de una rampa en el Teatro Balboa.
Algunas personas en silla de ruedas denominaron la rampa como "asesina", al considerar que la intención de haberla hecho tan inclinada, es como queriendo ocasionar un accidente.
"Será que quieren matarnos o estorbamos", cuestionó Nitza Peters, una persona con discapacidad física.