Todos los días, a eso de las 10:00 a.m., el Mercado Agrícola Central está repleto de clientes, y dentro de la multitud, bajo el inclemente sol, empuja una carretilla con seis termos de café Jacinto Núñez.
Su herramienta de trabajo está armada con tres canastas, una encima de la otra, madera y llantas de bicicleta.
No solamente él recorre las calles vendiendo su producto, sino que es un negocio familiar, que con los años lo ha ayudado a llevar a su hija hasta la universidad, dijo apresurado, pues los clientes pedían café.