Tocando violín y al lado de su mascota, la chilena Maryorie Cerón se gana la vida en las calles de Panamá, ella es mochilera y busca algunos dólares para seguir su viaje.
Maryorie tiene un talento que podría ser la envidia de cualquier profesional de este instrumento, pero ella prefiere los largos viajes solitarios, en los que puede descubrir el sentido de la vida, que un escenario lleno de personas que la aplaudan.





