El punto culminante de la visita del papa a Estambul, la misa ecuménica realizada junto al patriarca ortodoxo Bartolomé I, se desarrolló con una asistencia reducida de personas y con escasas medidas de seguridad.
El despliegue policial era notablemente menor que el efectuado durante la visita a Santa Sofía, no se veían agentes armados y los chequeos a la prensa eran rápidos y a veces casi simbólicos.