Juan Carlos Navarro, 12 horas antes de que cerraran las urnas de votación, recibió la sorpresa de las dianas fuera de su casa, en San Felipe. El reloj marcaba las 5:30 a.m. cuando el perredista bajó desde su balcón, con vista a la plaza Herrera.
Al bajar, agarró fuerte la mano de su esposa, Cuqui, y con la otra saludaba a unos 50 simpatizantes que se apersonaron en los predios de su casa para iniciar su recorrido hasta llegar a la escuela Simón Bolívar para emitir su voto. Luego recorrió distintos puntos de la capital del país.





