Pekín amaneció con cielo azul y soleado, después de siete días de grave contaminación que envolvió a la ciudad con una densa niebla tóxica, aunque la temporal solución del problema ha dado paso a muchas críticas contra la gestión de las autoridades, acusadas de intentar minimizar la situación.
Medios locales, grupos ecologistas e internautas en redes sociales se preguntan cómo es posible que con índices de polución que superaban las mediciones máximas Pekín solo declarara la alerta naranja.