El comino era considerado por los egipcios como una de las cuatro semillas fogosas o excitantes (las otras son el anís, el hinojo y el cilantro) y, por ello, apreciaban tanto esta hierba que la tomaban como afrodisíaco y también la ponían como ofrenda en las tumbas de los faraones.
En la actualidad, con su semilla se realizan hechizos encaminados a evitar el robo, ya que se considera que tiene el don de retención, lo que impide que sea hurtado cualquier objeto que lo contenga.





