El papa Francisco puso sus manos sobre la cabeza deformada de una persona visiblemente enferma, y antes de la audiencia recibió en la residencia de Santa Marta a una niña de un año y medio también muy grave, por lo que pidió a los fieles que rezaran por ella.
El papa tiene especial predilección por los niños y los enfermos. Ayer volvió a sorprender cuando al término de la audiencia general pidió a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro que rezasen por Noemi, una niña de un año y medio que conoció y sufre una grave enfermedad.