¿Qué tal señora Moza?, le escribo para que me ayude con un problemón que me tiene loca.
Soy una mujer de 35 años, casada con un buen hombre, amoroso, buen padre y responsable. Él, cada vez que puede, me va a buscar al trabajo para pasar más tiempo juntos, debido a que tenemos horarios diferentes; eso me encanta, porque la llama del amor sigue como en los primeros días.
Pero esa felicidad se está viendo empañada por un compañero de trabajo que me tiene cansada con su actitud.