Hoy, muchos estamos (me incluyo) en la cuenta regresiva de la denominada fiesta del panameño: los Carnavales.
A partir del viernes, empieza el éxodo hacia el interior del país para gozar de esos cuatro o cinco días de diversión, pero que lastimosamente, muchos lo utilizan para la perdición y los excesos.
Desde niña, he ido a los culecos, ya de grande empecé a ir a las actividades nocturnas y me ha tocado ver escenas verdaderamente deprimentes, vergonzosas, que dejan mucho qué desear tanto de parte de hombres como de mujeres.





