Toda una vida por delante. A pesar de sus 98 años, Aurelio Pineda se siente de 30 años y lamenta cada día no poderse levantar de la silla de ruedas en la que permanece, debido a un problema en la columna y una hernia que lo obliga a estar allí el resto de su vida.
Él, en sus años mozos, fue un albañil y pintor que plasmaba lo que observaba en un lienzo. Asegura que esto podría volver a hacerlo, pues no se siente viejo.





