Uno que puede dar fe de eso es Sergio Calderón, quien tiene 30 años de vivir en el edificio Z-2. Este morador ve con agrado que al fin el Gobierno se haya acordado de ellos.
A los viejos rascacielos se les va a poner techo, se les sellarán todas las filtraciones de agua, se repararán las instalaciones eléctricas, entre otras mejoras.