Una mujer fue pregonando que su vecino era un ladrón, el muchacho acabó preso. Días después, descubrieron que era inocente; lo soltaron y él procesó a la mujer.
Hacer unos comentarios no es tan grave, dijo ella al juez. De acuerdo, respondió el magistrado. Hoy, al regresar a su casa, escriba todo lo que habló mal sobre el joven, después pique el papel y vaya tirando los trocitos por el camino. Mañana vuelva para escuchar la sentencia.