En días pasados, estaba comiendo con mi mejor amigo en un restaurante y veo que unos chicos entran al local pidiendo dinero a las personas que se encontraban cenando.
Le puedo garantizar que no es la primera vez que veo este tipo de acciones en un restaurante y en la calle, pero tengo que confesar que el rostro de estos niños me impactó. Con solo mirarlos se podía notar que eran hermanos, en la cara del menor se notaba una gran tristeza y tenía los ojos rojos con lágrimas a medio salir. La ropa de ambos estaba desgastada, sus chancletas rotas y la piel llena de ronchas.