- Guillermina Siempre ha sido muy alegre. Le gusta bailar y sabe salomar, cuenta su hija.
- Mi mamá, a pesar de su edad, es muy coqueta. Es una bendición que Dios la tenga con salud.
Alegre y encantadora es Guillermina Acosta Jurado, una mujer luchadora de 110 años que ha sabido ganarle la batalla a los años y se mantiene firme como una roca, como si el tiempo no hubiese transcurrido.
Guillermina cuenta que ha visto generación tras generación pasar y Dios la sigue teniendo con vida.
Ella nació semanas después de la separación de Panamá de Colombia, en el distrito de David, Chiriquí.
Desde muy pequeña trabajó en el campo, ya que creció en medio de una familia dedicada a la agricultura, recuerda su hija Anaseth Roux.
Su madre siempre les ha contado que antes la vida era muy difícil, para poder comer, tanto las mujeres como los hombres tenían que trabajar fuertemente, ella casi todos los días le tocaba pilar arroz junto con sus otros hermanos.
Guillermina solo aprendió a escribir su nombre, ya que sus años de escolaridad fueron muy cortos, sin embargo, hoy en día aún recuerda que, a pesar de que no culminó sus estudios, tiene la fortaleza y Dios le dio la oportunidad de ver y criar a sus hijos, ahora sus nietos y también bisnietos.
Esta mujer chiricana actualmente reside en Los Andes, en David, junto con su hija Anaseth Roux Acosta, una nieta y un bisnieto.
A pesar de su edad, Guillermina mantiene un buen estado de salud, sonríe y recuerda esos momentos en los que aún disfrutaba de la música y el baile.
La mayor dicha que ha tenido Guillermina, según cuenta su hija Anaseth, es que tuvo nueve hijos, de ellos cuatro fallecieron. Además, tiene 29 nietos y más de 15 bisnietos, quienes son su mayor alegría.
Uno de los platillos preferidos de Guillermina es la tortilla asada con café, sin dejar de mencionar el chicheme, pero con buena leche, dijo su hija, entre risas. Guillermina no solo es buena madre, sino también en su momento fue una amante de la cocina.
Mamá nunca dejó de consentirnos con buenos platos preparados con sus propias manos. No permitía que nadie la ayudara. Hacía: arroz con frijoles y gallina de patio, indicó su hija.
Si Dios les permite tenerla con vida el 27 de noviembre, ella cumplirá ese día 111 años, sería una gran bendición para toda la familia.
Aún sigue escuchando la música típica, que se asocia con el folclor panameño.
