Para ayudar a los niños a desarollar el pensamiento formal, prepare una lista con nombres de objetos y otra con acontecimientos que resulten conocidos para los estudiantes y muéstrelas en la pizarra, o bien mediante un proyector de transparencias.
Por ejemplo, podrán servir nombres de objetos como: automóvil, perro, silla, árbol, nube, libro. Los acontecimientos podrían ser: llover, jugar, lavar, pensar, tronar, fiesta de cumpleaños.
Luego, pregunte a los niños si son capaces de decir en qué se diferencian las dos listas. Trate de ayudarlos a darse cuenta de que la primera lista es de cosas u objetos mientras que la segunda es de sucesos o acontecimientos y ponga título a las dos listas.
Solicíteles que describan lo que piensan cuando oyen la palabra automóvil, perro, etc. Ayúdelos para que se den cuenta de que, aunque utilizamos las mismas palabras, cada uno de nosotros puede imaginar las cosas de manera ligeramente distinta. Esas imágenes mentales que tenemos de las palabras son nuestros conceptos (entonces,usted podrá presentarles la palabra concepto y explicarla con mayor facilidad porque ahora comprenderán de qué se trata, gracias a la experiencia).