El instructor de natación, Jaime Smith, explica el proceso de aprendizaje y da una serie de recomdaciones para los padres y niños.
Ya arrancaron los diversos cursos de verano para aprender a nadar que se dictan en las diversas piscinas municipales.
En la piscina de Bethania están en pleno apogeo y hay más de cien niños aprendiendo a nadar, además de adultos.
Jaime Smith, profesor de Educación Física y Encargado de la piscina de Bethania, quien además coordina el programa Aprenda a Nadar, del Verano Feliz, recomienda a los padres de familia (máxime de niños pequeños) que cuando vayan a las clases de natación eviten los desayunos pesados porque pueden producirle al niño un calambre estomacal, vómitos o atragantamiento debido al vómito. Lo ideal es que sea un desayuno ligero (pan con jaleas, frutas, jugos, etc.).
También es importante que cuenten con la ropa de trabajo, bloqueador, toalla, chancletas.
Una vez terminada la clase, es fundamental que se den un baño con agua y jabón para quitarse el residuo de cloro del cuerpo y aplicarse cremas de cuerpo para hidratar la piel.
La primera semana fue de adaptación y flotabilidad; la segunda semana, de propulsión (patadas) y braceo; la tercera es coordinación de toma de respiración y la última semana se coordinan todos los aspectos vistos.
De acuerdo con la experiencia, todos los niños terminan nadando dentro de su capacidad y al final, se hace una graduación.